Apenas ayer, un niño al cuidado de su madre.
Hoy, en una habitación agrietada mira
triste, casi dormido,
hacia el único rincón iluminado
donde con las mismas cenizas en los ojos
descansan otros cuerpos delgados.
Y abre los dedos de una mano
uno
a
uno
y encuentra con su aguja de acero
el simulacro de su muerte
cálido.
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